
Mírame en la lluvia como yo te miro dormida:
tratando de adivinar tus acertijos de mujer.
Porque ahora, y solo ahora es el momento,
en que la lluvia lava el gris atardecer.
Mírame y sabrás que, al igual que tú, yo soy de agua.
No soy solo oficinas, bolígrafos y grises corbatas.
Por eso, detente y mírame como miras a la lluvia,
con tus ojos de arcoíris y tu cara de niña feliz.
Alarga hacia mí tus dedos y toca mi silueta de agua
y trata de encontrar lo que está dentro de mí.
Mírame en la lluvia como yo te miro dormida:
así esta tarde no será la última y tendremos un amanecer.
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