domingo, 25 de abril de 2010

LA PUERTA



Abre tu puerta, no te encierres,
no seas un jabalí rabioso
que huye de su depredador.

No hace falta que abras toda tu puerta,
tan solo basta una línea de tu cara,
brillante, viva, filo de fogón.

Tan solo te pido una rendija
Un breve arco, un chirrido de goznes,
para sentirte en un vistazo.

Solo serán dos rostros
que se miran por una rendija.

Solo hacen falta dos centímetros
entre la puerta y su marco,
y algo de tu respiración que escape
de tu habitación a mi pasillo.

Tan solo te pido que entreabras la puerta
No te pido me dejes pasar.

Yo solo quiero un instante,
tan solo dos centímetros para verte
y entonces darme la vuelta
y llevarme el recuerdo de tus ojos
mientras tu sigues detrás de esa puerta
en la que encierras tu rabia escondida
como una fiera de selvática.

No hay comentarios:

Publicar un comentario