sábado, 24 de abril de 2010

RUTA DE LA CRUZ


A un costado de la esperanza
la sensatez sigue girando.

La mesa está servida,
pero está poblada
de un ejército de carpas.

Todo se aleja.
Es tan espeso caminar por el pasillo
y ensartarse una aguja en el talón.

Es tan difícil
soportar el peso de los maderos
y comer un trozo de sazonada locura.

No es un camino largo,
pero una serpiente golpea
con su cola la espalda
y muchos pájaros picotean sobre la frente.
Al final hay una colina, nada más.

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