Déjame amasar tu rabia
como amaso tu silencio
y hacer con ella una figura
simétrica como tu reflejo.
Déjame estirar,
la arena de tu disgusto
y dejarla fraguar
bajo la luz de una segunda luna.
Así, serán tus ladrillos, tus paredes,
una fosa de castillo medieval
donde no hay leones ni dragones,
pero llena de inquisición.
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