viernes, 19 de febrero de 2010

MINERAL


Un gato sobre una teja

bebe la luna como si fuera leche.

Una hoja de árbol aletea sin alas

y tus manos la atrapan

Como una libélula en vuelo.


Todo lo que cae en tus manos se contagia

con la larva de una luz orgánica.

Todo lo llenas

con la radiación de tus pupilas de oxidiana.


Eres una antorcha que quema.

Antigua, fuego, humo, sopor de acantilado.

Eres la levadura de un corazón inflado

que late ansioso de que lo muerdas

con tus labios de quinceañera.


Yo te miro y en silencio me gusta mirarte…


Me gusta cuando tus manos se llenan de harina

Porque esa es una excusa para saborear tus dedos.


Me gusta acompañarte ante el fuego

porque sus llamas crean sombras que danzan sobre tus senos.


Me gusta cuando levantas la nariz

para adivinar los aromas de la noche.


Me gusta cuando me sorprendes observándote

y te ríes…


Bien sabes que hace tiempo quedé encandilado

con los zarpazos de tus ojos de cantera.

Desde entonces, llevo mis herramientas de minero

para excavar los minerales de tu tierra escondida.

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