miércoles, 3 de febrero de 2010

CAFE Y CIGARRILLOS

Aún bebo café como un adicto sin remedio.

Aún fumo cigarrillos

para contaminar el cielo.

Quizás

muy adentro

quiero escucharte de nuevo,

aunque sea para reclamarme,

enojada,

por el olor del cigarro.


El tiempo atado en mi muñeca

me ancla a este momento:

suspiro de cafeína,

humo de nicotina,

el escritorio que me espera abigarrado de carpetas

y el informe de ventas del mes de Enero...


Suspiro...


Ojalá supieras

cuanto detesto la hora de volver a la oficina

y de decir adiós a la libertad del mediodía,

al almuerzo,

a la taza de café y al cigarrillo,

al pequeño postre que compre según tus gustos

y al dulce sabor de tu recuerdo.



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