
Aún bebo café como un adicto sin remedio.
Aún fumo cigarrillos
para contaminar el cielo.
Quizás
muy adentro mí
quiero escucharte de nuevo,
aunque sea para reclamarme,
enojada,
por el olor del cigarro.
El tiempo atado en mi muñeca
me ancla a este momento:
suspiro de cafeína,
humo de nicotina,
el escritorio que me espera abigarrado de carpetas
y el informe de ventas del mes de Enero...
Suspiro...
Ojalá supieras
cuanto detesto la hora de volver a la oficina
y de decir adiós a la libertad del mediodía,
al almuerzo,
a la taza de café y al cigarrillo,
al pequeño postre que compre según tus gustos
y al dulce sabor de tu recuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario