Este es mi testamento.
“Cuando
yo muera deseo que me arranquen la piel
y que
solo mis huesos habiten en mi tumba.
Quiero
que todos mis tatuajes
sean
redibujados sobre mi esqueleto.
Mi
epidermis es tan breve,
el pálido
lienzo de mi espalda,
mis
hombros tensos y redondos
mis
muslos, mi pecho,
todo
se volverá polvo, olvido y desperdicio…
Temo
que mis tatuajes se desintegren.
Por
eso exijo rehacerlos sobre mi osamenta,
para
que perduren durante siglos,
en una
eternidad de calcio ,
en un
mausoleo que albergue mis huesos”.
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