

Esta historia de amor cifrada en los diálogos teatrales tiene un secreto tras sus páginas.
Al percibirlo, sonreímos con malicia y aceptamos que W. Shakespeare fue uno de los más astutos escritores que han existido.
¿Qué late en esta obra que tanto llama la atención? Muchos hablan del magnetismo que les produce la rebelión de los protagonistas de “Romeo y Julieta”, que pese a que todo sopla contra ellos persisten en su amor.
Estoy totalmente de acuerdo con lo antes dicho… pero coloco sobre la mesa la idea de “desajuste” para entender mejor el truco que aplicó Shakespeare en esta obra.
En literatura dramática el “desajuste” es esa situación normal que de repente se ve quebrantada.
Durante siglos, éste “desajuste” estaba hermanado a la condición ética de la obra.
Usualmente en las obras de teatro existía un mundo de paz al cual llegaba un ser perverso y arruinaba la vida de todos. Entonces el conflicto giraba en torno a cómo se lograba reponer esa situación “ideal” o “buena” que existía al principio.
Quienes batallan para devolver el mundo a la situación “ideal” eran los protagonistas, y quienes perturban la armonía son los “antagonistas o vilanos”. Esta la estructura clásica la podemos ver en otra de las famosas tragedias de Skakespeare: en “Hamlet” la tranquilidad de Dinamarca es perturbada porque el Rey es asesinado por su propio hermano, y entonces el príncipe Hamlet se ve forzado a hacer justicia. Vemos así como la más reputada obra de Shakespeare responde al canon tradicional del “desajuste”.
Sin embargo, en “Romeo y Julieta” el autor parte de una situación inicial en la que hay dos familias enfrentadas.
En las calles de Verona los Capuletos y Montescos se odian a muerte. Esta ha sido la ley de la ciudad durante siglos y lo que “desajusta” esta situación es el amor entre una chica llamada Julieta y un joven de nombre Romeo. Ambos pertenecen a clanes distintos, y eso es lo que dinamita el conflicto. Un Capuleto y un Montesco no pueden amarse, pero ellos van contra todo, y de hecho al final todo vuelve a “ajustarse” con la muerte de ambos.
Vemos como en esta obra W. Shakespeare jugó con las estructuras y normas clásicas y les dio un giro elegante. En “Romeo y Julieta” los que “desajustan” el mundo son los protagonistas. En cambio, los que buscan el “reajuste” son los antagonistas.
Este simple artificio hizo que éste texto teatral no naufragase en los mares de tantas historias románticas y se cincelase en la memoria y el corazón del teatro universal, llegando hasta el más alto techo de la literatura.
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